Vivir sin plástico. Autores: de Patricia Reina y Fernando Gómez.

Los autores del libro se propusieron en 2015 evitar los plásticos de un solo uso… ¡y lo lograron! Iniciaron el blog “Vivir sin plástico” y fotografiaron sus avances: el plástico que tiraban cada semana. Más que un castigo, lo vivieron como un juego, para ir sustituyendo los plásticos.

En el libro nos explican porqué lo hicieron, cuales son los impactos del plástico, qué cambios han hecho en su consumo, y todo lo que han ganado con el cambio: además de disminuir su impacto ambiental, comen mejor, ahorran dinero…

El libro es muy recomendable, y tras leerlo, es difícil evitar introducir cambios en la forma de vivir.

Tal como nos indican “No debemos demonizar el [plástico] en si, sino replantearnos el uso que hacemos de él. Estamos utilizando un material prácticamente indestructible para fabricar objetos con una vida útil de pocos minutos.”

Según un estudio de 2015, en 2010 llegaron a los océanos entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico (como verter un camión de basura lleno de plástico cada minuto). Las corrientes oceánicas, el viento y la rotación de la tierra, concentran algunos plásticos en los “giros”, sopas de plásticos, en cada uno de los océanos. El capitán de barco Charles Moore dio a conocer al gran público el más famoso, el giro del Pacífico Norte.

Las tortugas, focas, ballenas, peces… ingieren el plástico, y también les provocan enredos, mutilaciones o asfixia. Nosotros mismos ingerimos plásticos al comer pescado, sal, moluscos…

“Al descomponerse, los plásticos desprenden metano y etileno, dos gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global mucho más que el CO2.”

La producción de plástico sigue en aumento: en 1964 se fabricaron 15 millones de toneladas, y en 2014, ya estábamos en 311 millones anuales. En 2050 se podría cuadruplicar esa cifra. Estas cifras, junto con la sobrepesca, en 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos.

Más cifras:

  • “El 40% de la demanda de plásticos en Europa es para envases de un solo uso”.
  • Desde los años cincuenta, se han fabricado 8.300 millones de toneladas de plástico.
  • En el mundo utilizamos 160.000 bolsas de plástico cada segundo.
  • Solo un 9% del plástico del mundo se recicla.

Manos a la obra: la regla de las erres (se deben aplicar por este orden):

  1. Rechazar lo que no necesitamos (regalos promocionales, muestras de productos…)
  2. Reducir.
  3. Reutilizar: sustituir los productos de un solo uso, por otros reutilizables (bolsas, cubiertos, vasos…)
  4. Reciclar.
  5. Reincorporar: transformar los restos orgánicos en compost.

Reducción de plásticos de un solo uso:

  • Compra a granel (fruta, productos secos – arroz, pasta, especias, frutos secos…-, huevos, carne y pescado, vino y cerveza…) llevando bolsas, bolsas para fruta, tuppers…
  • Envases de vidrio (yogurts, leche).
  • Detergentes a granel, o hechos en casa (el libro incluye como elaborarlos).
  • Estropajo de esparto o de luffa (100% vegetal, procedente de una planta de la familiar del calabacín), estropajo de cobre.
  • Ropa de fibras naturales, para evitar las fibras sintéticas (al lavarse desprenden microfibras).
  • Muchos productos cosméticos contienen micropartículas de plástico (incluyen polietileno, polipropileno, tereftalato de polietileno, polimetacrilato de metilo…) Hay jabón, champú, suavizante… a granel, tanto sólidos o como líquidos.
  • Cepillos de dientes de bambú (crece de 10 a 15 metros en dos años).

Empecemos con los cambios que nos resulten más fáciles. ¡Seguro que podemos reducir mucho los residuos de plástico!