Libro Residuo cero. Autor: Joan Marc Simón

El libro “Residuo cero. Cómo reactivar la economía sin cargarse el planeta”, de Joan Marc Simón, explica de forma amena con múltiples ejemplos cómo desde la administración, las empresas y la ciudanía, podemos empezar el camino hacia el residuo cero.

¿En qué consiste la filosofía Residuo cero? Vivimos en una sociedad de consumo, como si los recursos (materiales, agua, energía, territorio, tierra fértil) fueran infinitos y pudiéramos generar residuos sin parar (economía lineal). En cambio, en una economía circular, los productos y bienes están diseñados para que una vez se finalice su uso, puedan incorporarse en el ciclo productivo, entendiéndose como recursos y no como residuos.

En Europa generamos unos 500 kg por persona y año de residuos urbanos, y sólo son la punta del iceberg. Esos residuos no incluyen todos los materiales, energía y agua necesarios para extraer las materias primas, transformarlas, transportar el producto al punto de consumo, así como los residuos generados tras su uso. Por ejemplo, para fabricar una botella de plástico en la que quepa un litro de agua, se necesita 3 litros de agua y 25 cl. de petróleo.

En Europa, se compostan y reciclan el 44% de los residuos; el resto, casi un 60%, se envía a vertederos, se incinera o se envía a cementeras. La directiva marco de Residuos establece como objetivo, reciclar el 50% de papel, plástico, metal y vidrio para el 2020.

En Europa, el plástico reciclado sólo cubre el 4% de la demanda del mercado. A nivel global, solo el 14% de los envases de plástico se recogen para ser reciclados. ¿Qué sentido tiene que una bolsa de patatas fritas que puede durar 500 años se utilice sólo 30 minutos?

Capannori (Italia) es la primera ciudad europea italiana comprometida con el objetivo del Residuo Cero para el 2020.  Han reducido en un 40% la generación de residuos. Recogen de forma selectiva el 85% de los residuos, sólo el 15% se debe enviar a vertedero o incineración.

La “huella ecológica es un indicador de los impactos que una comunidad humana ejerce sobre su entorno”. El déficit ecológico es la diferencia entre la huella ecológica y la biocapacidad (el capital ecológico de un país). Si todo el mundo tuviera la huella ecológica de España, necesitaríamos 3 planetas para satisfacerla.

Los productos pertenecen a uno de los dos ciclos siguientes, que no deben mezclarse:

  • Ciclo biológico, materiales que se pueden biodegradar y ser nutrientes para los suelos:
    • Prevención: la mitad de la comida, o sea 90 millones de toneladas de comida en buen estado, se desperdició en 2006 en Europa, acabando en vertederos o incineradoras. El 40% se desperdició en la producción (comida que no cumple con la normativa sobre su tamaño o color), 40% a nivel doméstico y 20% distribución.
    • Reciclaje:
      • Compostaje de calidad. A partir del 5% de contaminación de la materia orgánica, la calidad del compost peligrará. Mejor que la recogida selectiva, es el compostaje casero o comunitario. En Flandes, el 50% de la población composta en casa.
      • Generación de biogás.
    • Los envoltorios en contacto con comida deberían ser biodegradables.
  • Ciclo tecnológico:
    • Cambios en el diseño:
      • Máxima duración, evitando:
        • La obsolescencia programada, vida útil de los productos limitada des del diseño.
        • La obsolescencia tecnológica. Para compensar las emisiones de un portátil, deberían durar entre 33 y 89 años (estudio alemán de 2012).
        • La obsolescencia percibida, debido a la influencia de la publicidad y la moda.
      • Facilitar la reparación y el reciclaje:
        • Productos sin tóxicos, para reciclarlos con la máxima seguridad.
        • Productos desmontables (la mezcla de materiales impide el reciclaje de zapatos, pañales…)
        • Otros productos son tan pequeños o ligeros, que no sale a cuenta reciclarlos (cuchillas de afeitar, cápsulas de café, envases monodosis…)
    • 1. Prevención, reducción de residuos:
      • Compra a granel (comida – cereales, arroz, pasta, miel…-, cosméticos, detergentes…)
      • Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR): retorno de los envases al punto de consumo.
      • Desmaterialización. Por ejemplo, la música la hemos escuchado desde distintos soportes – discos, cassettes, diquettes…- y ahora la escuchamos desde internet.
    • 2. Reutilización de los bienes (por ejemplo, pagar por el uso y no por tener el producto, como alquiler de bicicleta, de coche…)
    • 3. Reciclaje (última opción)
  • Principio de responsabilidad ampliada del productor (RAP): Los agentes productores se deberían hacer cargo de todos los gastos de recogida y tratamiento de los productos que no se puedan incorporar en el ciclo biológico o técnico… . Actualmente, la ciudadanía está subvencionando a las empresas, gestionando sus productos y pagando impuestos para sufragar el proceso de tratar los residuos.

La Red de municipios residuo cero cuenta con 400 municipios en Europa, comprometidos en avanzar hacia el residuo cero, evaluable por los resultados que presentan en los años siguientes. San Francisco se planteó el objetivo residuo cero para 2020, y Capannori ha sido el primer municipio europeo Residuo Cero.

Empresas, administraciones, ciudadanía… todos podemos comprometernos con una sociedad Residuo cero. ¿Empezamos en camino?