Visita familiar guiada a la Pedrera (Barcelona)

 

En la actividad Indiana Stones, los niños son exploradores (con sombrero incluido) que descubren los misterios que esconde la Pedrera (casa Milà). Este edificio de Antoni Gaudí debe su nombre a que durante la construcción los obreros tallaron la piedra dentro del propio solar, generando ruido y polvo como si se tratara de una cantera (en catalán, Pedrera).

 

El edificio, construido entre 1906 y 1912, está situado en paseo de Gracia, la calle más cara de la Barcelona actualmente. En ese momento, se instaló la burguesía catalana, contratando a los arquitectos modernistas de más renombre como Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.

El modernismo, como los otros movimientos culturales de la época (Art nouveau en Francia, Jugendstil en Alemania, Sezesion en Austria…), se oponía a la industrialización reivindicando la obra de los artesanos. Entendían la intervención arquitectónica como un arte total, en que arquitectura, pintura, decoración y mobiliario estaban fusionados, concebidos bajo unos mismos criterios. A menudo, se inspiran en la naturaleza para crear formas orgánicas.

 

Este bloque de viviendas  tiene múltiples referencias a la naturaleza. En la visita guiada, los pequeños adivinan que las columnas están inspiradas en árboles, se fijan en las pinturas de flores  de los patios de acceso o analizan los caracoles, calamares o estrellas de mar de las baldosas originales de Gaudí. Las formas onduladas de los techos, de los arrimaderos de la escalera, de las barandas de la azotea, recuerdan las ondas del mar, las dunas de un desierto o la silueta de la sierra que delimita Barcelona al norte, Collserola.

  

A pesar de que Antoni Gaudí se oponía a la industrialización, el edificio es muy moderno en varios sentidos. Fue el primero en España en que se instaló un ascensor. La estructura es de pilares (tan reivindicados por el movimiento moderno con Le Corbusier y Mies van der Rohe al frente). La fachada de piedra, al contrario de lo que pudiera pensarse, está sustentada por una estructura de pilares.

 

Las ventilaciones de todas las estancias están garantizadas gracias a tres patios interiores, dos para estancias nobles  (son los accesos al edificio) y un tercero menor para cocinas. El secado de la ropa se realizaba en la azotea: pequeñas ventanas generan una ventilación cruzada. Su estructura de arcos catenarios consigue que este espacio sea impresionante. El edificio contaba con calefacción centralizada con una caldera y radiadores. A su vez, en el sótano disponía de aparcamiento para los coches.

 

En la cubierta hay el tragaluz de la escalera, chimeneas de las cocinas y torres de ventilación, con formas que podrían recordar a fichas de ajedrez o a reyes. Algunas de ellas están cubiertas por trozos de baldosa o de botellas de cava (trencadís, en catalán) aprovechados, reutilizados. Robert, el guía, nos recuerda la importancia de la ley de las 3R (reducir, reutilizar y reciclar). A esta ley de la sostenibilidad se puede añadir reparar.

Antoni Gaudí en un inicio no era creyente. Cuando perdió al último miembro de su familia, su sobrina, aumentó su religiosidad, yendo cada día a la iglesia de Sant Felip Neri. En sus últimos años casi era místico, no tenía pertenencias, y sus ropas eran tan viejas que al ser atropellado por un tranvía que causó su muerte, tardaron tres días en saber que era él, y no un mendigo. Tres días más tarde, el Papa de Roma dio permiso para que fuera enterrado en la Cripta de la Sagrada Familia.

Esta visita ha permitido que tanto los niños como los adultos podamos descubrir los secretos de este icónico edificio modernista, visitado a diario por personas de todo el mundo.

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